AMOR LÍQUIDO. ACERCA DE LA FRAGILIDAD DE LOS VÍNCULOS HUMANOS


Escribe sobre todo… y lo hace muy bien. 
LEYENDO A BAUMAN se me ocurre como a cualquiera, emularle. ¿Es posible hacerlo?. La experiencia de vida que ha tenido este autor, en primera persona, le ha ayudado a reflexionar sobre las cuestiones de interés en las sociedades modernas, llegando así a ser el sociólogo de moda del momento, el más leído y comentado.  Parecía que carecíamos de teóricos de calado desde la muerte de Bordieu.  Volvemos a recuperar las fuerzas.
En El amor líquido (2009), sus apreciaciones son directas; sus argumentos: expuestos sin tapujos. Desgrana paso a paso, tesis de otros autores: tanto clásicos como noveles coetáneos menos conocidos.
Nos habla del deseo, y siguiendo mis propias tesis, eso da la talla de un autor.
A veces se le escapa alguna crítica hacia lo cuantitativo, o hacia la organización del estado, o hacia la cultura dominante; pero su lamento principal, es hacia la propia condición de lo humano (al igual que lo hiciera Weber), y hacia la laxitud de los contactos o de las relaciones en una era compleja y tecnológica como la actual.
Al terminar el libro, he tenido la impresión de que Bauman, al igual que a otros investigadores… pretende responder a mis preguntas. Da la impresión, digo, que se ha leído investigaciones que se hacen hoy día y que su discurso responde a las cuestiones que se plantean. Por supuesto que no digo esto literalmente en serio… pues mis humildes trabajos no creo que le animasen a responder. Pero observo cómo va tocando cada uno de los temas más cruciales de la investigación social. A mí por ejemplo me atrae lo que habla respecto a la supervivencia, al espacio informal. Creo que es un acierto, el hecho de tocar los aspectos que hoy preocupan a los investigadores de la humanidad. 
Al terminar de leer a Bauman, no he podido hacer otra cosa que re-leerle. Y he podido apreciar de nuevo la importancia de cada una de las piezas de su argumento.
Se hecha en falta un ajuste más cómodo al castellano en algún término. Lástima, yo hubiera hecho una revisión encantada de su escrito, pero claro soy una investigadora anónima a la que no conoce y dado lo que piensa respecto a la comunicación de nuestros días, difícilmente podría establecer algún lazo por Internet con este autor. Es una lástima que nos deje ese sabor de boca… un tanto pesimista.
Beatriz Pérez

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