REFLEXIONES EN TORNO A LA SOCIOLOGIA DE LA EDUCACIÓN EN LOS NUEVOS GRADOS

AUTORA: BEATRIZ PÉREZ GONZÁLEZ
XV CONFERENCIA DE SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN, ASE, 
GRANADA 7-8 DE JULIO DE 2011
(en Actas del Congreso)

El estudio de los programas impartidos en Sociología de la Educación en este primer año (presentes en red), y el análisis de los contenidos reflejados en los mismos, tras las exigencias del Plan Bolonia, dan como resultado el presente trabajo. Es un estudio fiable en su fuente, ya que es imposible que la existencia de una titulación de grado del nuevo plan del EEES, sin ser adsequible vía internet. Respecto a lo concluído, se iadelantan a continuación una parte de las expuestas en la comunicación presentada en la XV conferencia. 


 RESUMEN DE CONCLUSIONES DE LA COMUNICACIÓN:

 
El antiguo debate instalado en el magisterio español entre el currículo de maestros generalistas o especialistas, ha tomado un rumbo ahora muy claro, apoyando el primero de ellos.
Un rumbo perseguido históricamente, que se ha basado prácticamente en una simplificación de las materias y de sus contenidos. Se ha convertido desde nuestro punto de vista en unos planes de tipo esencialista. Los denominamos así porque prescinden de muchos contenidos y van a la esencia de los debates posibles o más bien presentes en la educación.
Nuestra opinión es que faltan contenidos más críticos, principalmente teóricos. No obstante éstos se podrían desarrollar muyen las prácticas. Pero habría por tanto que completar esta carencia. La idea que ha inspirado el ajuste de estos Planes se basaba en la reflexión sobre la acción de que la teoría no indica cómo hacer la práctica. Enseñar haciendo es por tanto una forma válida de enseñar, algo en lo  no todo el profesorado está de acuerdo.
 Pero el cambio se resumiría en una mayor democratización en la estructura y metodología en el aula; frente a una rigidez también mayor en definir lo básico de cada materia. A esto lo denominamos nosotros esencialista.
Este hecho de simplificar, de ir a la esencia, quizá tiene que ver con cierto tipo de Sociología teórica que gustaría resaltar en un currículo profesionalista, centrado en el trabajo y la profesión docente pero abierto a nuevas opciones laborales. Así lo indican al menos los temas presentes en el currículo. Si en otro tiempo hubo moda en España de Sociología de la Educación crítica, ahora es el tiempo de otra sociología. 

Mientras que las enseñanzas se han convertido en generalistas, la optatividad se ha difuminado y forzado al mínimo dando por tanto paso a una menor especialización. Si bien el objeto de los anteriores planes era fomentar trayectos libres, intercambiables, donde cada alumno se fuese haciendo su propio plan y especialización (algo que sería bueno en un primer paso hacia la convergencia y movilidad), una vez detectadas las posibles trayectorias curriculares, se da marcha justo a lo contrario. Las menciones no tienen vocación de ser especialidades encubiertas, sino de dar una nota original y diferenciadora a cada Título (léase Universidad), pero se han cortado de alguna forma “las alas” a los trayectos curriculares personalizados.
De otro lado, al tiempo que se estrechaban las posibilidades socioeconómicas y se ralentizaban alargándose los periodos de entrada al primer trabajo, las salidas profesionales se han hecho más amplias y abiertas.

Pensamos que no ha habido convergencia temática en los programas de las asignaturas de una misma especialidad, entre universidades: en unas se ha producido una adaptación de programas anteriores, uniendo si cabe, a los que existían de Sociología de la Educación, los de la Familia. Sin embargo, no llegan a ser propiamente de Sociología de la Familia, sino que se trata más bien de una visión sociológico-educativa de la familia. En otros grados, ha habido una ruptura respecto a programas anteriores y la transformación ha sido no solo en parte, sino totalmente. Son materias que se apoyan en el planteamiento de acción. En otra, en fin hay una continuidad total respecto a los programas anteriores y siguen por tanto un tratamiento teórico y crítico alto.

Respecto a los retos, concluimos tal y como hemos visto con la transformación de las materias que los planes parecen haber pretendido, desde nuestro punto de vista, una profesionalización del magisterio, a la vez que “desprofesionalizaban” las materias o enseñanzas más especializadas que formaban parte de su currículum, como es el caso de la Sociología. Ello supondría en realidad un cambio a medio plazo (como se ha sugerido al inicio), un cambio no solo de materias sino del estatus que tienen las mismas en la formación del profesorado.
Si se trata de elegir (al menos desde la óptica del alumnado), sería preferible que esto hubiera formado parte de un diseño previo, a que se esté dando vueltas sin sentido en la formación de profesorado.   

Y ¿Qué podrá aportar la Sociología a corto y medio plazo?. La Sociología de la Educación es sensible a los cambios sociales y las aportaciones tratan las transformaciones y el futuro. En su último periodo, se han tratado perspectivas metodológicas y teóricas que se agrupan en el llamado modelo dual de educación. Ello ha ampliado el campo de análisis, pero evidentemente no ha conducido a unificación de criterios o perspectivas. La temática se incorpora, pero el debate entre visiones, no puede desarrollarse tanto.
Las paradojas de la educación en la sociedad postindustrial son las de un contexto en trasformación social, económico y cultural, más violentas si cabe en la sociedad occidental desarrollada, pero que del mismo modo tienen eco en las sociedades emergentes. La Sociología de la Educación observa y teoriza desde dicho contexto de riesgo y de cambio donde se inserta como disciplina. Ejemplos muy enriquecedores los tenemos en recientes publicaciones de Bauman (2009) o de Morin (2005).
Al introducir en los Nuevos Planes los debates sobre la educación, se ha puesto en sintonía con el análisis de “ese contexto de riesgo” en la escuela.
La razón de la disciplina la tendrá la producción así como el conocimiento y reconocimiento de dicha elaboración teórica y académica. No es momento fácil en este sentido pero habrá que empeñarse, sacando a flote esa producción.   

La producción también tiene que ver con la sensibilidad hacia los nuevos temas de trabajo y hacia su adaptación a las sociologías aplicadas. Por tanto tiene que ver también con lo que produce respecto a las salidas profesionales de los grados en los que imparte la materia.
Se sugiere además de una mayor producción, una conexión e intercambio mayor entre especialistas de esta disciplina, que sirva de “re-movedor” y acercamiento entre intereses y temas.
Por último, se ha pretendido en este trabajo, una aproximación a la situación inicial de la materia desde el cambio de planes de estudio en las universidades, o al menos plantear cómo ha sido la adaptación a los procesos que han tenido lugar en contextos universitarios más afines. La dinámica de poder de los centros y la micropolítica interna, la estructura previa de materias (alianzas, acuerdos para sacar adelante proyectos y especialidades), condiciona en gran medida el resultado final. Es algo con lo que siempre partimos al iniciar nuevos cambios y sobre lo que no siempre  se puede actuar. Estructuras permanentes de intercambio de la materia, podrán ayudara que estos cambios sean razonables y harán posible un estudio sistemático de su progreso. Pero siempre será bueno re-plantear los pasos con más datos.

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